Práctica 6. Taller de juegos de mesa
Hasta hace poco no jugaba nunca a juegos de mesa, pero últimamente una de mis mejores amigas se está empezando a interesar por ellos y nos trae juegos nuevos de vez en cuando para pasar el rato. Últimamente hemos jugado a un juego llamado “Polilla tramposa” y a otro llamado “Secret Hitler”.


Pienso que el primero de ellos no es aplicable al aula ya que consiste en descartarte cartas según si los números que descarten tus compañeros son un número más alto o bajo que tus cartas. Además, hay unas de ellas que son especiales y se llaman “polillas". Estas solo las puedes descartar escondiéndolas, a pesar de que también puedes esconder el resto de las cartas, a excepción de la última. Con este juego no se me ocurre de qué manera podríamos enseñar la lengua o la literatura.
En cambio, el juego de “Secret Hitler” me parece bastante útil para la enseñanza. En él hay dos bandos, los fascistas y los liberales. El jefe de los fascistas es Hitler y se reparte una carta a cada jugador para que sepa a qué bando pertenece o si es Hitler. A lo largo del juego deben tomar elecciones sobre las leyes que se van a imponer (liberales o fascistas) de forma inteligente para que nadie descubra su papel y conseguir que gane el equipo al que pertenecen al haber rellenado el tablero con todas las leyes de su bando. Me parece un juego interesante en el sentido de que el alumnado deberá explotar al máximo su capacidad de argumentación y saber explicar muy bien por qué han tomado la decisión que han tomado. Hay varios momentos de la partida en los que los jugadores deben explicar por qué han elegido imponer una ley, y en ese momento deben saber explicar muy bien sus motivos para que el resto de los jugadores no adivinen a qué bando pertenecen. Además, también desarrollaran su capacidad crítica al tener que estar atentos a lo que dicen y hacen el resto de los jugadores para ser capaces de adivinar a qué bando pertenecen.
Pero este juego también puede
ser utilizado para tratar el área de literatura ya que lo podemos relacionar con
obras en las que la idea del poder autoritario sea uno de los temas dominantes.
Por ejemplo, en La casa de Bernarda Alba, aunque no se trate específicamente
el tema político, podemos ver como hay una lucha interna entre los personajes
por ver quién consigue tomar el poder de la casa. También podríamos utilizarlo
por ejemplo con Cien años de soledad, ya que también podemos ver a los
personajes tomar decisiones que afectan a su sociedad. De este modo este juego podría ser una forma
divertida de no solo permitirles practicar su capacidad de argumentación y de
análisis del discurso, sino también para introducir obras literarias que traten
temas que aparecen en el propio juego, aunque de manera diferente.
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