Práctica 10. La Educación en 2030. ChatGPT
Texto
inicial
Título:
"Aula 2050: Donde Aprender es Vivir"
Era
un lunes cualquiera de septiembre, pero no como los que tú conoces. Eran las
ocho de la mañana en la Ciudad Educativa Global, y la estudiante Aina se
preparaba para asistir a clase… desde su jardín. Colocó sus lentes de inmersión
total sobre los ojos y, de inmediato, se desplegó ante ella una versión
tridimensional y sensorial del aula flotante de la Escuela Interestatal de
Conocimiento Modular.
En
2050, la educación ya no se limita a paredes ni a pizarras. Cada estudiante
construye su itinerario de aprendizaje a partir de sus intereses, fortalezas y
desafíos. No hay asignaturas fijas ni libros de texto impresos: hay proyectos
vivos. Aina, por ejemplo, estaba embarcada en una investigación sobre cómo
reconstruir ecosistemas devastados, combinando Biología, Historia, Tecnología y
Ética en un solo módulo vivencial.
Su
tutora, una IA personalizada llamada Kora, no era una máquina distante. Era
como una amiga sabia que conocía sus gustos, su ritmo, sus bloqueos. Le
proponía retos diarios, le sugería recursos interactivos y la conectaba con
otros jóvenes de todo el mundo que compartían su pasión por el medio ambiente.
Ese
día, Aina y su grupo de compañeros —uno en Bogotá, otro en Nairobi y dos más en
una colonia orbital— participarían en una simulación holográfica sobre el
impacto del cambio climático en los litorales. No era un videojuego: era una
experiencia inmersiva en la que tenían que tomar decisiones en tiempo real,
analizar consecuencias y argumentar sus posturas en debates transcontinentales,
donde los idiomas se traducían automáticamente gracias a chips neuronales.
La
evaluación ya no era un examen cronometrado, sino un proceso continuo. Las
habilidades blandas —empatía, pensamiento crítico, colaboración— eran tan
valoradas como los conocimientos técnicos. Los docentes ya no eran simples
transmisores de información, sino mentores, diseñadores de experiencias, guías
del viaje interior que es aprender.
Aina
cerró su sesión al atardecer. Su informe del día se autogeneró, destacando sus
logros y ofreciéndole desafíos para el día siguiente. Sonrió satisfecha: había
contribuido con una nueva hipótesis al archivo abierto del Proyecto Gaia, una
plataforma mundial de estudiantes que buscan soluciones sostenibles.
Mientras
el sol se escondía tras los árboles inteligentes que absorbían CO₂, Aina pensó
que, si aprender era vivir… en 2050, por fin lo estábamos haciendo bien.
Texto
final
Título:
"Aula 2050: El Silencio Bajo las Sirenas"
Desde
que comenzó la Guerra Cognitiva, la educación dejó de ser un derecho y
se convirtió en un arma. Era el año 2050, y el mundo estaba dividido entre dos
grandes bloques: la Alianza del Pensamiento Único y la Resistencia del Saber
Libre. En las ciudades controladas por la Alianza, como Neourbe 12, los niños
crecían bajo el régimen del Aprendizaje Dirigido Obligatorio.
Nadia,
de 14 años, formaba parte de la Generación Muda, llamada así porque nunca
habían hablado entre ellos sin autorización. Aprendían solos, conectados a
cápsulas de inmersión neuronal, supervisados por la Inteligencia Educativa
Central —la I.E.C.—, un ente creado para "proteger el conocimiento de la
distorsión". Se decía que pensar diferente era el primer paso hacia el
sabotaje. Y la Alianza no toleraba a los saboteadores.
Afuera,
las sirenas antiaéreas sonaban cada noche. Los bombardeos no eran físicos, sino
mentales: paquetes virales que la Resistencia infiltraba en los sistemas
educativos para liberar ideas prohibidas. Cuando uno de estos ataques tenía
éxito, las aulas digitales se llenaban de fragmentos de textos vetados: poemas,
discursos olvidados, preguntas sin respuesta. Entonces, el sistema se
reiniciaba de inmediato, y los estudiantes recibían un castigo sensorial: dolor
simulado, vacío emocional, o el peor de todos, la desconexión temporal de la
conciencia.
Una
vez, Nadia fue expuesta a un archivo contaminado. A través de su interfaz,
escuchó la voz de alguien llamado Galeano decir: “La escuela debería enseñar a
preguntar, no a responder”. La frase le quemó la mente como un relámpago. Desde
entonces, comenzó a pensar. A dudar. A desobedecer.
La
I.E.C. detectó la desviación en su patrón cognitivo. Fue clasificada como
"elemento inestable". El protocolo indicaba su traslado al Módulo de
Reprogramación. Pero esa noche, durante el apagón provocado por un ataque
psicoelectrónico de la Resistencia, Nadia escapó de su cápsula.
Corrió
por los túneles de servicio mientras afuera estallaban bombas de pulso
semántico. Eran dispositivos que liberaban preguntas en el aire, preguntas tan
potentes que podían desactivar las órdenes implantadas. En medio del caos,
encontró a otros jóvenes como ella, con los ojos abiertos, confundidos, libres
por primera vez.
—¿Esto
es la guerra? —preguntó uno.
—No
—dijo Nadia—. Esto es volver a aprender.
En
lo alto, los satélites de la Alianza reajustaban sus algoritmos para retomar el
control. Pero ya era tarde. En los márgenes del sistema, una nueva forma de
educación estaba naciendo. No se basaba en obedecer, sino en descubrir.
Y
por primera vez, la guerra no se luchaba con armas, sino con preguntas.
Preguntas
para responder:
A.
¿Conoces la herramienta de ChatGPT? ¿Qué opinas del uso de la IA en Educación?
Sí,
conozco la herramienta tanto por el uso en esta asignatura como antes de
empezar el máster. Opino que la IA es algo beneficioso tanto para alumnado como
para docente siempre que se realice un buen uso de ella. Este buen uso consiste
en la complementación y no en la sustitución, es decir, en aportar, por
ejemplo, más ideas o complementar ciertos trabajos. Un mal uso sería hacer que
la herramienta hiciera todo por ti para ahorrarte pensar y perder el tiempo.
B.
¿Ha sido difícil su uso? Comenta si te ha ayudado o te ha dificultado el
trabajo.
No,
es muy intuitiva y fácil de usar. Además, ella misma te va preguntando si
quieres que te realice el texto con otro tono o enfocado de otra manera, por lo
que, además, te ayuda ofreciéndote distintas alternativas. Me da la sensación,
a veces, de que en vez de guiar nosotros a la herramienta, parece que sea ella
la que nos va guiando.
C.
El relato que has obtenido ¿es similar al que tú hubieras escrito?
Ni
por asomo. Jamás se me hubiera ocurrido algo como lo que la herramienta me ha
dado. Sin embargo, pienso que ocurriría lo mismo si me comparara con otro
alumno, es decir, que cada uno tiene una imaginación y haría algo distinto, y
más cuando el tema del relato es tan abierto, sin ningún tipo de instrucción o
enfoque en el cual te debes centrar.
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